Seamos luz y no sombra Demos la mano y no la espalda Camina, no te detengas Construye, no destruyas.
miércoles, 16 de diciembre de 2015
GABRIELA MISTRAL
(Seudónimo literario
de Lucilia Godoy; Vicuña, Chile, 1889 - Nueva York, 1957) Poetisa y educadora
chilena. Hija de un maestro de escuela, con dieciséis años Gabriela Mistral
decidió dedicarse ella también a la enseñanza; trabajó como profesora de
secundaria en su país y como directora de escuela.
Gabriela Mistral se
dio a conocer en los Juegos Florales de Chile en 1914 con el libro de poemas
Los sonetos de la muerte, nacidos del dolor causado por el suicidio de su
prometido, el empleado ferroviario Romelio Ureta, a quien había conocido en
1906. Estos sonetos fueron incorporados en 1922 a una colección más amplia de
sus versos realizada por el Instituto Hispánico de Nueva York bajo el título de
Desolación.
Ese mismo año dejó
Chile para trasladarse a México, a petición del gobierno de este país, con el
fin de que colaborara en la reforma de la educación iniciada por Vasconcelos.
En México, Gabriela Mistral fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en
la organización de varias bibliotecas públicas, además de componer poemas para
niños (Rondas de niños, 1923) por encargo del ministro de Instrucción Pública
mexicano, y textos didácticos como Lecturas para mujeres (1924).
Terminada su estancia
en México, viajó a Europa y a Estados Unidos, y en 1926 fue nombrada secretaria
del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones.
Paralelamente, fue redactora de una revista de Bogotá, El Tiempo (sus artículos
fueron recogidos póstumamente en Recados contando a Chile, en 1957), representó
a Chile en un congreso universitario en Madrid y pronunció en Estados Unidos
una serie de conferencias sobre el desarrollo cultural estadounidense (1930).
En 1945 Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura.
La poesía de Gabriela
Mistral
De tendencia
modernista en sus inicios, su poesía derivó hacia un estilo personal, con un
lenguaje coloquial y simple, de gran musicalidad, y un simbolismo que conecta
con una imaginería de tradición folclórica. En sus obras expresó temas como el
sufrimiento o la maternidad frustrada, así como inquietudes religiosas y
sociales que responden a su ideología cristiana y socialista.
La obra de Mistral,
en efecto, pasó por distintas etapas relacionadas con la temática y el estilo
literario. En un primer momento, con la publicación de Desolación, existe un
fuerte predomino del sentimiento sobre el pensamiento a la vez que una cercanía
muy estrecha con lo religioso. En este libro aborda el tema del amor desde su
propia experiencia trágica: la muerte de su amante.
En otra de sus
producciones, Ternura (1924), la poetisa realiza una fusión de cuerpo y alma a
través de la maternidad. Existe una pérdida real en el adulto: la infancia, que
es restituida, en parte, a través del lenguaje. Este libro, dedicado a su madre
y hermana, está dividido en siete secciones: Canciones de Cuna, Rondas, La
Desviadora, Jugarretas, Cuenta-Mundo, Casi Escolares y Cuento. Muchos de sus
poemas -relacionados con niños- quedaron recogidos en sus poemarios Desolación
y Lectura para Mujeres.
En 1938 apareció
Tala, en la que está presente la cosmovisión dolorosa de Desolación. En 1954
apareció en Chile su siguiente colección de poemas, Lagar. Con anterioridad,
habían aparecido dos antologías suyas, una en 1941 y otra en 1950, titulada
Pequeña Antología. En esta obra estarían presentes todas las muertes, las
tristezas, las pérdidas y el sentimiento de su propio fin. Éste fue el último
texto que publicó en vida.
De aquí en adelante
se publicarían muchos más textos recopilatorios de las poesías de la Mistral.
Algunos de ellos son: Antología (1957), Recados: contando a Chile (1957), Los
Motivos de San Francisco (1965), Poema de Chile (1967), Cartas de Amor de
Gabriela Mistral (1978) y Gabriela Mistral en el Repertorio Americano (1978), entre
otros muchos.
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