martes, 15 de octubre de 2013



 COMO UNA FLOR...



La flor no nace para ser hermosa... Nace para ser flor.
Su belleza requiere que quien la mire tenga
la capacidad para descubrirla.
Pueden pasar a su lado cientos... miles...
Algunos ni siquiera se percatarán de su existencia.
Otros no encontrarán en ella nada singular que la
haga resaltar del paisaje que la contiene.
Habrá quienes pensarán solo es una flor más.
Aún tal vez aparezcan los que le dedicarán un par
de miradas atraídos por sus colores y seguirán su camino.
Pero en algún momento aparecerá quien no la
considere una flor más, y tenga todo el tiempo necesario
para deleitarse observándola en cada milímetro,
descubra nuevas sensaciones al acariciar suavemente
sus pétalos, y no siga de largo, sino que decida
que es una flor demasiado hermosa para no conservarla.
Así con profundo cuidado y amor, cavará en torno
de su raíz y poniendo todo su cariño y atención la
llevará a su propio jardín donde a cada momento
pueda tenerla cerca para quererla, apreciarla,
dejarse cautivar por ella... para amarla.
Y no le pedirá que cambie su color, su forma, su aroma.
Ella nació flor.
Ella nació así.
Así también tu vida puede ser como esa flor.
Tal vez pasen cientos o miles a tu lado sin percatarse
de tus valores, de tus sentimientos, de tu propia existencia.
Hasta que alguien con la capacidad interior necesaria
te descubrirá en medio del mundo.
Posará en ti sus ojos y te hará parte de su mundo
sin que para ello debas cambiar o mostrarte
en forma distinta. 

Alégrate de haber nacido como eres
y espera la llegada de ese gran día.



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