NO TE MUERAS CON TUS
MUERTOS
¿Sabes que, cuando
lloras a tus muertos, lloras por ti y no por ellos?
Lloras porque los
perdiste, porque no los tienes a tu lado, porque si todo concluye con la
muerte, tus muertos ya no están, ni siquiera para sufrir por haber muerto; si
la vida continúa más allá de la muerte, ¿Por qué apenarte por tus muertos?
Cuando hayas
terminado de aceptar que tu muertos se murieron, dejarás de llorarlos y los
recuperarás en el recuerdo para que te sigan acompañando con la alegría de todo
lo vivido…
No te mueras con tus
muertos, recuerda que donde ardió el fuego del amor y la vida, debajo de las
cenizas muertas, quedan las brasas esperando el soplo para hacerse las llamas.
Si dices, que sin tus
muertos no podrás seguir viviendo, no digas que porque los amabas tanto, sino
por cuanto los necesitabas, (y no es lo mismo amar que necesitar).
Si lo aceptas así tal
vez descubras para tu crecimiento que tu vida consiste en ser tu vida… ¡Y no la
de los otros!
No frenes tus
lágrimas cuando llegan, ni fuerces el llanto cuando se aleja no dejes de
llorar, porque alguien lo reprueba, ni te obligues a llorar porque sino: “¿Qué
dirán los otros?”
Respeta tu dolor, y
tu manera de expresarlo.
No te mueras con tus
muertos; ¡déjalos partir, como parten las golondrinas en otoño, para anidar en
otros climas y volver más numerosas y crecidas, en otra primavera!
Las lágrimas que
ocultas el dolor que escondes y la protesta que callas, no desaparecen:
Quedan al acecho del
momento en el que puedan estallar. Y es mejor que lo vivas todo en su tiempo y
en su hora.
Es común que las
personas guarden buena cantidad de culpas para reprocharse ante sus muertos.
¡No lo hagas contigo!
Tus muertos no ganan
nada, con tus insomnios de remordimientos.
Ámalos ahora;
recuérdalos con amor, y, quizás, si ganen algo….
Como otro
nacimiento….
Tú y yo solo vemos
una cara de la muerte, la del otro lado se nos escapa.
Si desde el seno de
tu madre hubieras visto nacer un hermano, creo que lo hubieras llorado como
muerto, hasta nacer tu y reencontrarlo.
¿Qué sentirías si
miraras la muerte como otro nacimiento?….
A la hora de
cosechar…
Tus muertos no están
en el cementerio.
Nunca estuvieron ahí,
salvo cuando estaban vivos
¿Me preguntas dónde
están…?
No puedo responder
por ti.
Yo sé donde están
“para mi” los míos; pregúntate tu a ti mismo donde crees que están “para ti”
los tuyos.
El cementerio es como
un surco donde se arrojan las semillas.
Ningún sembrador
vuelve a remover la tierra para buscar las semillas ya sembradas; regresa al
campo a la hora de cosechar espigas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario